lunes, 7 de julio de 2008

II parte

Ahora les toca a ellos preguntarse: ¿Dónde esta el romance? ¿Así se empieza una relación?, la encontré ¿Se quedará conmigo?

Un te quiero, una caricia y un adiós

¿Quién no se ha pasado el día recordando la increíble cita que tuvieron?
¿Quién no lo publica al mundo entero (es decir, la universidad)?
¿Quién no lo “mensajea” a la hora (con la triste excusa ¿llegaste bien?)?
¿Quién sufre de esos síntomas?

Por Lilia Loo


Si respondiste asentando la cabeza o con una increíble vergüenza interna, tienes un grave problema. Este es un tema amplio que nos remonta a muchos años atrás. En el pasado, la mujer estaba resignada a los quehaceres del hogar, la vida cotidiana, eventos sociales y los niños; pero ahora todo es diferente.
La femineidad es sinónimo de poder, aires de inteligencia, suspicacia y hasta traición que puede esbozar una mujer con tan solo un saludo. Ese obtener lo que una se propone (donde pongo el ojo, pongo la bala) es la mayor “gracia” que podemos tener; es como darles “Viagra”, se los aseguro.

Dentro de su inseguridad, ellos sueñan con una mujer inteligente, regia y millonaria, y al ver su entorno, se dan cuenta que ese sueño se está cumpliendo. Nuestra prioridad se ha convertido en ser profesionales y no una compromiso en la que puedas casarte al terminar la carrera.

Por ello, las relaciones ya no son su fuerte y ellos están asustados. Ahora es su turno de tortura. Buscamos ocuparnos de nuestras prioridades, preferimos salir con nuestras amigas y buscamos tener algo ocasionalmente. Ellos, por el contrario, requieren de más caricias, de una madre al lado para que los cuiden, unas llamadas para salir y sentirse querido con unas caritas felices.

Tengo que redactar mil artículos, hacer unas llamadas, coordinar con el grupo, mandar la impresión, ir a clases, trabajar. ¿En qué tiempo entra el? Ahora que traten de combatir con todo esto. Pues lo intentaron y este es el resultado.

Terminan el acto, la alegría corre por las venas de ambos, solo que él espera que te quedes. Como diría la canción “Al partir, un beso y una flor, un te quiero, una caricia y un adiós” ahora la que se va somos nosotras, y lo mejor aún, la que tienen el carro eres tú.